El sueño de Coleridge
"El fragmento lírico Kubla Khan (cincuenta y tantos versos rimados e irregulares, de prosodia exquisita) fue soñado por el poeta inglés Samuel Taylor Coleridge en uno de los días del verano de 1797. Coleridge escribe que se había retirado a una granja en el confín de Exmoor; una indisposición lo obligó a tomar un hipnótico; el sueño lo venció momentos después de la lectura de Purchas, que refiere la edificación de un palacio por Kubla Khan, el emperador cuya fama occidental labró Marco Polo. En el sueño de Coleridge, el texto casualmente leído procedió a germinar y a multiplicarse; el hombre que dormía intuyó una serie de imágenes visuales, y, simplemente, de palabras que las manifestaban; al cabo de unas horas se despertó con la certidumbre de haber compuesto, o recibido, un poema de unos trescientos versos. Los recordaba con singular claridad y pudo terminar el fragmento que figura en sus obras. Una visita inesperada lo interrumpió y le fue imposible, después, recordar el resto. «Descubrí con no pequeña sorpresa y mortificación, cuenta Coleridge, que si bien retenía de un modo vago la forma general de la visión, todo lo demás, salvo unas ocho o diez líneas sueltas, había desaparecido como las imágenes en la superficie de un río en el que se arroja una piedra, pero, ay de mí, sin la ulterior restauración de estas últimas». Swinburne sintió que lo rescatado era el más alto ejemplo de la música del inglés y que el hombre capaz de analizarlo podría (la metáfora es de John Keats), destejer un arco iris. Las traducciones o resúmenes de poemas cuya virtud fundamental es la música son vanas y pueden ser perjudiciales: bástenos retener, por ahora, que a Coleridge le fue dada en un sueño una página de no discutido esplendor. Oyó una música; supo que la música levantaba un palacio; vio erigirse el palacio y oyó las palabras del poema".
Jorge Luis Borges
Fragmento del Libro de sueños.
Fotografía: Jim Richardson, National Geographic.