Apuntes hacia una definición del lector ideal


"Los lectores ideales no siguen una historia: toman parte en ella.

El lector ideal debe aprender a escuchar.

"Hay que ser inventor para leer bien". Ralph Waldo Emerson

El lector ideal subvierte el texto. No da por sentada la palabra del autor.

El lector ideal es un lector acumulativo: cada lectura de un libro agrega una nueva capa de memoria a la narrativa.

Al cerrar el libro, los lectores ideales sienten que, de no haberlo leído, el mundo sería más pobre.

Al leer un libro de hace siglos, el lector ideal se siente inmortal.

Paolo y Francesca no eran lectores ideales puesto que le confiesan a Dante que después de su primer beso no volvieron a leer. Los lectores ideales se hubieran besado y hubieran seguido leyendo. Un amor no excluye al otro.

El lector ideal es politeísta.

Un lector ideal lee para encontrar preguntas.

Para el lector ideal, todo libro se lee, hasta cierto punto, como una autobiografía.

El lector ideal no tiene nacionalidad precisa.

El lector ideal ha conocido la infelicidad.

Los lectores ideales cambian con la edad. La experiencia empaña ciertas lecturas.

El lector ideal debe estar dispuesto no sólo a suspender su incredulidad, sino a convertirse a una nueva fe.

Escribir en los márgenes es señal del lector ideal.

El lector ideal es capaz de enamorarse de alguno de los personajes del libro.

Al lector ideal no le preocupan los anacronismos, la verdad documental, el rigor histórico, la exactitud topográfica. El lector ideal no es un arqueólogo.

Los lectores que se suicidaron después de leer Werther no eran lectores ideales.

El lector ideal desea llegar al final del libro y al mismo tiempo saber que el libro nunca se va a acabar.

El lector ideal siempre corre peligro.

El lector ideal es el personaje principal de una novela.

La literatura no depende de lectores ideales, sólo de lectores bastante buenos".

Lecturas sobre la lectura.
Alberto Manguel

Traducción del inglés de Juan Elías Tovar

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