Las Raíces del Pensamiento



Las dos últimas décadas del siglo XIX, así como tres cuartos del siglo XX, representan, en conjunto y aproximadamente, un nicho temporal de convergencia de fuerzas de la naturaleza cósmica que se manifiestan con huella indeleble en la creación poética de un puñado de autores de carácter incómodo, inusual, rebelde y clarividente como pocas veces se ha visto en la historia. No es siempre conveniente parcelar la literatura según criterios temporales, como no sea, cándida y sencillamente, para conmemorar la presencia, a lo largo de un siglo y aun rebasando este, de una familia de poetas heroicos que ilustran, no solamente dentro de la literatura en castellano sino para todos los artistas, lo mejor que puede esperarse de los símbolos y del pensar.

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Miguel de Unamuno

(1864-1936)

Uno de los más extraordinarios titanes del arte de las palabras, prodigio del pensamiento e intenso sembrador de pasión y lucidez.

En sus libros no se busca el ingenio y mucho menos el placer. Sus libros contienen el estrépito de la existencia confusa y la llama del espíritu mensajero. Cuanto la vida niega y sólo vivir puede dar: la auténtica realidad humana, la navegación interminable.


Pío Baroja

(1872-1956)

Poeta en quien el mar de la vida se ilumina bajo el relámpago de su filosofía de arduo y afilado contemplar, con la misión de construir una narrativa ardiente, ficción poética que es el camino que el lenguaje recorre para mostrar la realidad y la verdad.


Antonio Machado

(1875-1939)

Caminó por los polvorientos senderos que comunican el lenguaje y la vida, y labró en el desierto una obra culmen y maravillosa, cuya fuerza hace brotar lozanas fuentes en los terribles pozos del tiempo y habla de la naturaleza del amor inmortal.

Su poesía es un mar profundo de conocimiento, un universo surgido como realidad cósmica de la música y las palabras en fusión definitiva. Diáfano, ardiente y compasivo suena todo verso en cada momento de sus páginas. Cuando llora y cuando ríe, cuando anochece y cuando reverdece un sentimiento, el temple de sus palabras es siempre sabio en el hablar. Su mensaje es sencillo como el misterio del silencio del agua e imborrable como las invisibles huellas de la sabiduría cuando vuela y alienta con esperanza el corazón de los seres.


Juan Ramón Jiménez

(1881-1958)

Premio Nobel de Literatura en 1956

Uno de los más hondos poetas y hechiceros. Apasionado de la naturaleza e itinerante tejedor de encantamientos simbólicos que semejan la forma de antiguas sabidurías que ya sólo conocen las piedras, las gotas de agua y las flores y bichos de los campos.


José Ortega y Gasset

(1883-1955)

Uno de los más grandes filósofos. Maestro emblemático del ensayo, su legado intelectual incluye las bases de una visión heterodoxa de la historia, de la sociedad, de la naturaleza y de las artes como trampolines de los individuos para acceder a la vida auténtica.

El valor clarificador de su obra no se ve empañado ni siquiera por su tropiezo ante la tauromaquia y la cacería, hechos que inexplicablemente no alcanzó a ver como aborrecibles. Sin embargo, los abarcó con argumentos tópicos y ocupan un lugar ínfimo, anacrónico y penoso dentro del conjunto de su robusta obra, la cual no caracterizan en ningún modo. En sus mejores libros no hay ni siquiera vestigios de tales infamias.

Jesús Mosterín, quien como todo gran filósofo posterior a Ortega se declara admirador de su mente brillante y universal, manifiesta su asombro ante este asunto, y en su libro El Triunfo de la Compasión comparte que otro de sus maestros, José Ferrater Mora, decía que si Ortega hubiese vivido más tiempo, habría evolucionado a una postura más crítica respecto del asesinato de toros y del abuso generalizado contra los animales, lo cual habría sido mucho menos sorprendente y estado mucho más en concordancia con el carácter del autor de las Meditaciones del Quijote.


Vicente Aleixandre

(1898-1984)

Premio Nobel de Literatura en 1977

El faro de la poesía, en cuyos libros el lenguaje y la sensibilidad se amalgaman formando sabiduría y discreción cercanas a la faceta más vulnerable del ser humano.

Su oficio en la fragilidad, la ausencia, la soledad y las ilusiones es un canto universal por la naturaleza primigenia y mítica, dañada por las apariencias de la historia, con las cuales Aleixandre no es en grado alguno condescendiente, pues sus imágenes poéticas alcanzan la nitidez sólo por medio de la intensidad de las imágenes mismas.

Algunos de sus poemas y de sus mejores versos pueden fácilmente representar la importancia de la creación literaria e intentan algo imposible: justificar la presencia de los seres humanos sobre la Tierra, en tanto en cuanto sean seres de palabras, de diálogo en busca del amanecer.


Luis Cernuda

(1902-1963)

Un poeta febril que amarra la amargura con la nobleza de quien busca interminablemente el ancla de las palabras para sanar, con los labios de la revancha, la prosa tiránica del tiempo con versos ígneos y alados que navegan como estrellas sin miedo y sin retorno.



Alejandro Casona

(1903-1965)

Poeta universal de trazos rotundos y apasionados, y creador de personajes eternos como leyendas e ilusiones. Sembrador de palabras en las nubes de las almas y en los senderos del pensamiento. Siempre buscando, entre la niebla, la paz del bien y la claridad.


María Zambrano

(1904-1991)

Premio Cervantes en 1988

Una autora que es en sí misma, como dice el título de uno de sus libros, un claro en el bosque; un oasis de extraordinaria lucidez poética en medio del laberinto de la literatura, la filosofía, la vida.

Su creación es la cúspide de la razón vital, una creación de estirpe clásica que se erige, heroica y discreta, como sólo lo hace la poesía de la luz: en un lacustre y transparente idioma de palabras sencillas y fuertes, acabadas de nacer como gotas de rocío.


Manuel Altolaguirre

(1905-1959)

Uno de los grandes poetas espirituales, cuyas palabras íntimas construyen el silencio perfecto que acentúa la mejor poesía, esa que encamina hacia el estilo del viento cuando cincela los instantes no dominados por las horas humanas.


José Ferrater Mora

(1912-1991)

Buscador de la canción del futuro en las tinieblas del presente, arquitecto de pasajes secretos para la palabra pensante que se conmociona con la realidad y lucha quijotescamente para asumirla y repararla. Filósofo de silencio y de raíces, de auroras y despertares.


Julián Marías

(1914-2005)

Uno de los más extraordinarios poetas de la filosofía, por su capacidad de convertir la historia de la literatura en vida, y la vida fugaz en vida consciente.

Sus libros enfrentan todos los problemas y para cada uno proveen de las necesarias palabras para devolverles su lugar y su medida. En sus páginas, el diálogo intelectual ensombrece la migraña del tiempo y el rigor lingüístico ocupa el lugar del prejuicio, en un tributo constante a la capacidad que sólo la poesía tiene para servir a la sabiduría.


José Hierro

(1922-2002)

Premio Cervantes en 1998

Un poeta fundamental cuyos versos son, además de una de las experiencias literarias más bellas y hondas, una estación de vida inolvidable, tan intensa como una edad real o el aprendizaje de la lucidez a través de las heridas.

Al confrontar la influencia de su poesía con el incendio del tiempo, se comprende que las palabras de Hierro adquieren mayor fulgor y realidad precisamente al acumularse sobre y ante ellas las furias de la irracionalidad del mundo; poder banal y oscuro que vencen como al hedor del oro una hoja seca y una gota de lluvia.


Ana María Matute

(1925-2014)

Premio Cervantes en 2010

Su poesía narrativa es capaz no solamente de conmover la visión de los lectores ante el dolor y el sufrimiento de los seres descartados por la sociedad egoísta, sino de crear desde sus raíces esta misma visión, comprometida tanto con la denuncia como con la creación mágica de símbolos universales acerca del esplendor del alma que alcanza a conservarse humilde e inocente en medio del horror y las tinieblas.

Sus palabras, además de agudas y refulgentes críticas del mundo, son bálsamos entrañables que modifican el pensamiento con una música aventurera que parece provenir del pasado más remoto y a la vez afianzan, otra vez hoy y para siempre, el arte de imaginar y contar historias para sobrevivir.


José Ángel Valente

(1929-2000)

Un poeta fundamental en quien se percibe la fuerza del arte de la palabra como conocimiento de la realidad, acto singular y por sí solo significativo, partícipe del tiempo y de la vida como meditación profunda y creación.



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Otros autores importantes de este período literario son: Ángel Ganivet; Manuel Machado; Azorín; Ramiro de Maeztu; Ramón María del Valle Inclán; Jacinto Benavente; Ramón Gómez de la Serna; Federico García Lorca; Zenobia Camprubí; Miguel Hernández; Rafael Alberti; José Bergamín; Jorge Guillén; Pedro Salinas; Gerardo Diego; León Felipe; José Manuel Caballero Bonald; Ángel González; Juan Marsé; Dámaso Alonso y Claudio Rodríguez.

 

 


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